Un niño necesitaba US$100 y rezaba todos los días para que alguien se los regalara.
Un día decidió escribir una carta a Dios pidiéndole los US$100 y la mandó por correo.
Cuando el Jefe de Correos vio a quién estaba dirigida la carta, determinó despachársela al Presidente GARCIA.
Alan Garcia, al recibirla, quedó gratamente impresionado e instruyó a su secretaria enviarle al niño US$10, pensando que para un niño pequeño, esa cifra debía significarle una gran cantidad.
El niño, feliz con los US$10, se sentó rápidamente a escribir una carta de agradecimiento que decía:
'Gracias, querido Dios, por mandarme el dinero. Sin embargo, por alguna razón que no me explico, lo mandaste a través de Palacio de Gobierno, y como era de esperar se robaron US$90 ; seguro que pensaron que era parte de su comisión. Ni la correspondencia de Dios respetan estos corruptos.'
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